¿Alguien se acuerda de esta frase?:
"Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento".
Seguramente, si todos la recordáramos, viviríamos más sanos, (y no solamente me refiero al consumidor final.)
La necesidad de ingerir alimentos no es exclusivamente para saciar nuestra hambre, sino por una necesidad de nuestro organismo de obtener ciertos nutrientes.
Sin la cantidad adecuada de cada de cada uno de estos
nutrientes, nuestro organismo no está sano, no funciona correctamente.
Eso es algo que todos sabemos, siempre hemos oído que hay
que tener una dieta equilibrada, porque de esta manera procuramos al organismo
todos esos nutrientes que le son necesarios. De la misma manera que todos hemos
oído que la dieta mediterránea es de las mejores y, sin embargo, a pesar de que
en España tenemos la cultura de esta dieta mediterránea, nos tira mucho la
comida basura y en numerosas ocasiones abusamos de ella.
La Dieta Mediterránea es la cultura alimentaria, que se
viene transmitiendo de generación en generación, que combina ingredientes de la
agricultura y ganadería local, las recetas y las formas de cocinar propias de
cada lugar. Su importancia viene dada por los nutrientes necesarios que aporta
al organismo, por ser una dieta variada y equilibrada, sino también a los
beneficios del alto consumo de ácidos grasos monoinsaturados, fibras,
carbohidratos y antioxidantes y un bajo consumo de ácidos grasos saturados.